A menudo se escucha la afirmación “A los países protestantes les va mejor que a los países católicos”. Esta afirmación es repetida con frecuencia, especialmente por personas que no tienen religión o son ateos. Lamentablemente, muchos católicos también la repiten, pensando que dicen algo novedoso o inteligente. Vamos a analizar estas palabras por partes.

‘A los países protestantes’. ¿Existen países protestantes? Si hablamos del punto de vista de los gobiernos, es muy dudoso. No existe ningún ‘estado protestante’ puro actualmente. La mayoría de los “supuestos estados protestantes” no se rigen por el Evangelio, sino por constituciones que ni siquiera mencionan a Dios. Un territorio que pueda considerarse protestante es, quizás, el Reino Unido. Pero ni siquiera, porque formaron parte por mucho tiempo de la Unión Europea que fue la que, en su Constitución, negó las raíces cristianas de Europa, y no quiso mencionar a Dios en ninguno de sus artículos. Cuando el Reino Unido se separó de la Unión Europea no lo hizo por razones religiosas, sino materialistas y políticas (no querían depender económicamente de otras instituciones, y al mismo tiempo, querían más control sobre sus fronteras). Por lo tanto, es medio dudoso que haya “gobiernos protestantes” propiamente dichos

 “Les va mejor”. Suponiendo que haya gobiernos protestantes, es dudoso que realmente les vaya mejor. Un estudio que hizo Vittorio Messori (véase su libro de “Las leyendas Negras”, en la página 109 y 110) muestra que, contando los crímenes sin distinción, el lugar donde se cometen más delitos es Dinamarca. Hay que aclarar que Messori habla de naciones europeas, y no los de todo el mundo. En los países europeos, hasta 1990, Dinamarca era la que llevaba el liderazgo en crímenes. Es cierto que la mayoría de los delitos en ese país es por evasión de impuestos, pero esto no justifica a los daneses sino todo lo contrario. Son los mismos protestantes los que acusan a los católicos de ser “deshonestos”. Ergo, no hay justificación alguna al respecto. Sin embargo, si hablamos de crímenes particulares, tampoco en estos hay un país católico a la cabeza. En robos, está Francia a la cabeza, seguidos por los ingleses y los galeses. Si hablamos de los homicidios, Alemania está a la cabeza (Italia, país católico, ocupa el segundo puesto gracias a las mafias y camorras. Pero si no fuese por eso, sería el lugar donde menos se mata).

 Es decir, Messori mostró en su libro que en tema crímenes (solo considerando Europa), los países con raíces protestantes no son los más seguros. Por otra parte, si mencionamos suicidios, hay más suicidios en los países ricos que en los países pobres, y los países más ricos son los que tienen raíces protestantes. Si hablamos de problemas de depresión, hay más depresión y tristeza en las regiones más ricas (ya sabemos cuáles son sus raíces). Si hablamos de abortos (asesinatos), de pornografía, de divorcios, ideología del género, si mencionamos de tantos otros problemas, los países con raíces protestantes llevan la delantera. Si hablamos de familias divididas por dinero u otro tipo de superficialidades, si hablamos de abuso sexual, si hablamos de tráfico de personas (sobre todo niños), si hablamos de promiscuidad, etc.; los países ricos son los que más sufren estos infiernos mencionados. Y sabemos qué raíces tienen las naciones ricas de los cuales hablamos. ¿Seguimos…? ¿O paramos aquí?

Es decir, el hecho de que a un país le vaya mejor económicamente no implica que le vaya mejor en todos los aspectos.  Además, así como no hay países que sean puramente protestantes, tampoco hay países que sean netamente católicos (una excepción podría ser la Ciudad del Vaticano, donde el Papa Francisco es el jefe de estado, pero algunos hasta esto podrían discutirlo, siendo que muchos de los guardias suizos y policías de la gendarmería vaticana no son católicos practicantes).

De todos modos, Cristo no prometía necesariamente la victoria en este mundo, sino en la vida eterna. Es claro que, a los ojos del mundo, la vida de Cristo fue un fracaso, ya que acabó en la cruz. Sin embargo, Cristo resucitó y gracias a su cruz redimió al mundo. Sin la cruz de Cristo no habría ni resurrección ni redención.

La Iglesia Católica tuvo sus momentos de pasión y muerte, y también su resurrección. Al inicio fue perseguida por los Sumos Sacerdotes y los fariseos. Estos fueron vencidos por el imperio romano, y luego ese imperio persiguió al Cuerpo Místico de Cristo. Cayó el imperio romano, y la Iglesia siguió adelante. Luego vinieron los bárbaros, los musulmanes, las herejías, el renacimiento, el modernismo, el postmodernismo, etc.; y, sin embargo, la Iglesia sigue sobreviviendo pese a tantas tempestades y persecuciones. Muchos de aquellos que antes atacaban la Iglesia están viendo en estos momentos como crecen las lechugas desde abajo, y la Esposa del Cordero sigue cumpliendo su misión hasta estos días (no sin dificultades y persecuciones, pero firme en la brecha).

La Iglesia será perseguida, pero nunca destruida, porque Cristo mismo lo dijo: “las puertas del infierno no prevalecerán contra la Iglesia” (Mt 16, 18). Y también Cristo le dijo al primer Papa y a los primeros obispos: “yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20).

Puede que los países con raíces protestantes estén en una situación económica más favorable que aquellos con raíces católicas. Sin embargo, esta comparación es similar a la que se podría hacer entre un ladrón que roba 10 millones de dólares y un trabajador honesto que apenas llega a fin de mes con sus ingresos.  Aunque el ladrón pueda tener más recursos económicos, esto no lo convierte en una persona mejor que el trabajador honesto, porque lo que hace mejor a un hombre no es lo que tiene, sino lo que es. La verdadera valía de un individuo no se determina por sus posesiones materiales. Si soy ladrón y la justicia humana no me castiga, si no me arrepiento y no devuelvo el dinero robado, no podré escapar de la justicia divina. Que una nación esté mejor que otro económicamente hablando no quiere decir que el país rico sea mejor que el país más pobre. Lo que verdaderamente nos hace ricos o pobres es la gracia de Dios. Quien posee la gracia, aunque al fallecer carezca de bienes materiales, posee todo, porque heredará la vida eterna. Quien muera sin la gracia divina, aunque sucumba ante la muerte acostado en una cama de oro, muere sin poseer nada, ya que nada se llevará a la otra vida, y además perderá la vida eterna.

Dicho esto, queda demostrado que es una falacia la frase “a los países protestantes les va mejor que a los países católicos”.

 No tengo nada contra nuestros hermanos protestantes, y muchos de ellos son grandes amigos míos. No me considero, por el mero hecho de ser católico, más santo o más puro que ellos. Sin embargo, no se puede tener caridad si faltamos a la verdad. El problema no es ser católico o protestante. El problema es ser sofista o mentiroso. Lo que más nos tiene que interesar es que la verdad triunfe, porque como muchas veces dijimos, solo la verdad nos hará libres.

De los sofistas y mentirosos: libera nos, Domine.