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Queridos amigos: Les comparto el sermón que prediqué en el día de ayer sobre la Sagrada Familia. Bendiciones para todos. LAS VIRTUDES DE LA SAGRADA FAMILIA Queridos hermanos, hoy celebramos la fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José. Podemos decir que la Sagrada familia es el modelo a seguir que los cristianos tenemos. El Papa Juan Pablo II decía que la familia debía ser una Iglesia Doméstica, y también una escuela de amor. Una vez estuve en la escuela y les pregunté a los niños cuál era la misión de la familia. Uno de ellos me dijo: “perpetuar la especie humana”. Otro me dijo: “cuando yo tengo hijos, mi hijo es la extensión de mi mismo”, otro me dijo que es un modo de cooperar con el bien de la sociedad el traer buenos seres humanos al mundo.

Todas estas respuestas, equivocadas o no, son interesantes. Sin embargo, el fin de la familia no es todo lo mencionado renglones atrás, sino algo mucho más profundo. El fin de la familia es el cielo. El marido debe ayudar a la esposa a salvar su alma, lo mismo la esposa al marido. Los padres deben ayudar a sus hijos a ir al cielo, lo mismo los hijos a los padres. Los hermanos deben ayudarse entre sí a ir al cielo. Si nuestra familia no va al cielo, nada tiene sentido, pues quien pierde el cielo, todo lo pierde. Por eso, no hay que perder de vista cuál es el objetivo principal de cada familia: la salvación eterna. ¿Porqué decimos que la familia de Jesús, María y José es sagrada? Por dos motivos principales. El primero es que Jesús estaba entre ellos. El Dios hecho hombre, el Hijo Eterno del Padre estaba presente y era el centro de sus vidas. Si una familia tiene a Jesús como centro de sus vidas, crecerá en santidad. En cambio la familia que no tiene a Jesús como centro de sus vidas, fracasará. ¿Porqué hay muchos divorcios en nuestra sociedad? Hay muchas respuestas, pero ciertamente que todo puede reducirse a que Jesús ya no es más el centro de muchas familias.

La familia está llamada a ir a Misa todos los Domingos EN FAMILIA. Los esposos y los hijos deben confesarse y arrepentirse siempre de sus pecados. También se debe rezar el rosario en familia, se debe bendecir la mesa en familia. Si con nuestra familia no vamos a Misa, no rezamos el rosario, no leemos las Sagradas Escrituras, y no buscamos que Cristo sea el centro de nuestras vidas, entonces no nos podemos quejar de que todo vaya al fracaso. Si Cristo no está entre nosotros, nada bueno se puede esperar. Muchas parejas que tienen hijos no están casados por Iglesia. Y por no estar casados por Iglesia están privados de la confesión y de la comunión. He escuchado muchas excusas para no casarse por Iglesia. Las más comunes son: “estamos ahorrando para la fiesta”, “no tenemos dinero”.

Pues te puedes casar ahorita, y la fiesta la haces más adelante. No es más importante la fiesta que la bendición de Dios. Te estás perdiendo todos los domingos de recibir la comunión y te estás perdiendo el sacramento de la misericordia. Dios no te puede perdonar porque no puedes confesarte. No te preocupes por el dinero, no te preocupes por la fiesta. Eso no es lo más importante. Lo más importante es la bendición de Dios en el altar y que ustedes puedan estar unidos para siempre en el Sacramento del matrimonio. La fiesta se hace después, pero lo más importante es la bendición de Dios. ¿Estás esperando que tu familia pueda viajar? Cásate aunque tu familia no esté aquí, y luego cuando tu familia viene se hace una Misa de acción de gracias por el matrimonio, pero no pongas excusas para recibir la bendición de Dios. O de lo contrario…espera a que tu familia venga para seguir teniendo intimidad, porque por esperar a tu familia no tienes problema en seguir ofendiendo a Dios teniéndose sexo fuera del matrimonio.

Tu familia no está aquí, entonces vive como hermano y hermana con tu pareja sin tener intimidad hasta tanto tu familia llegue. Así podrás volver a vivir en gracia de Dios. Si esperas que venga tu familia para casarte, pues espera también para tener intimidad ¿No te parece? ¿No estás seguro que tu esposa es una buena mujer o tu esposo es un buen hombre? ¿Porqué tuviste entonces 1, 2 o 3 hijos con él o ella? ¿Qué estas esperando? ¿Qué tu esposo sea como San José, que tu esposa sea como la Virgen María y que tus niños sean obedientes como Jesús? Obvio que tu familia no es la Sagrada Familia, pero con el Sacramento del matrimonio Jesús será el centro de sus vidas y podrán realmente amarse no con un amor humano sino con un amor divino, porque su amor estará fundamentado en Dios. Por eso, dejen de pensar cuando casarse, pongan una fecha y cásense de una vez. En segundo lugar: Todos los miembros de la Sagrada Familia buscaron cumplir la voluntad de Dios. María le dijo al ángel: “Que se haga en mi según tu palabra”. José siempre obedeció la voz de Dios a través del ángel del Señor. De hecho, José también va a Egipto para proteger al niño Jesús del Rey Herodes. Cristo fue obediente a su Padre, obedeció a la voz del Padre que lo mandó a morir en la Cruz por la salvación del género humano.

El Señor le dijo al Padre: “Padre, si es posible aparta de mi este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad sino la tuya”. Cristo aceptó la cruz por obediencia al Padre. La familia tiene que aceptar la voluntad de Dios y buscar ser fiel a ella. A veces la voluntad de Dios puede ser la enfermedad de uno de sus miembros (padre, madre, o hijos), a veces la voluntad de Dios puede ser el rezar pacientemente por la conversión de un familiar alejado de Dios (y rezar quizás hasta el último minuto de nuestras vidas, no ver los frutos inmediatamente), a veces la voluntad de Dios es aceptar la pérdida del trabajo, o inclusive otras cruces más dolorosas. Tenemos que siempre tener presente que si aceptamos la voluntad de Dios, él jamás nos abandonará. Siempre viene la resurrección luego de la muerte y pasión. Nosotros debemos buscar abrazar la voluntad del Padre como lo hizo la Sagrada Familia. Y así como Jesús, María y José fueron bendecidos enormemente, nosotros también participaremos de esas bendiciones si confiamos en la Providencia Divina.

La función del padre de familia es proteger a su esposa y a sus hijos, como lo hizo San José. La función de la madre es educar a sus hijos en el amor y la misericordia. Los hijos deben obedecer a sus padres y cuidarlos en la vejez. Pero por sobre todas las cosas, la familia cumplirá su misión si sus miembros se ayudan los unos a los otros a ir al cielo. Una madre o un padre nunca le tiene que preguntar a un hijo porqué no comulgó. Eso no corresponde. Eso es meterse en la conciencia de sus hijos. Pero sí hay que alentarlo a que se confiese y vaya a Misa, y para eso hace falta que nosotros nos confesemos y vayamos a Misa. Si nosotros no nos confesamos ni vamos a Misa, no les estamos dando buen ejemplo. Recordemos que está bien preocuparnos de que nuestros hijos sean fuertes, sean inteligentes, tengan bienestar, etc. Pero si nuestros hijos no van al cielo, de nada sirvió todo lo demás. De lo primero que se tienen que encargar los padres es de la salvación eterna de sus hijos, y al revés también. Esta debe ser la primera prioridad en la familia. Que la Sagrada Familia de Jesús, María y José nos ayude a tener a Dios como centro de nuestras vidas y a ser fieles a su Sagrada Voluntad.